Con la revolución tecnológica y la informática se introdujeron también nuevas formas de comunicarnos y de hacer referencia a situaciones de la vida diaria o a rasgos de la personalidad de algunos individuos o grupos sociales. Dentro de las expresiones más utilizadas de este tipo está la de un “chip incorporado” para hacer referencia a que una persona lleva cierta programación en su personalidad que le hace ser o actuar de determinadas maneras, como si de un aparato electrónico se tratara. El chip es uno de los componentes fundamentales de los actuales aparatos electrónicos: es el elemento encargado de realizar todas las operaciones necesarias para realizar la actividad para la cual fue hecho algún equipo electrónico. En pocas palabras, un chip puede ser considerado el cerebro de un aparato electrónico, razón por la que quizá se use esta expresión para referirnos a “la programación” de una persona. Sin embargo, el “chip” al que se hace referencia cuando hablamos de una persona es mucho más complejo que un chip de computadora, pues está cargado de memorias, cultura, constructos sociales y otros elementos que ni la inteligencia artificial más avanzada conocida hasta ahora podría entender o replicar.
Cuando emigramos no solo nos llevamos cosas materiales con nosotros, sino que también nos llevamos nuestra identidad...
Estas expresiones se han hecho comunes para referirse a algunos grupos que hacen parte de la crisis migratoria que sigue viviendo Venezuela, especialmente hacia quienes han migrado en situaciones precarias y han buscado refugio en otros países. Tal parece que si se trata de un migrante este está obligado a “extraerse” un chip –¿y ponerse otro?– que lo convierta automáticamente en una persona con mayores posibilidades de “encajar” en un grupo social particular. El problema con esta idea es que, aunque parezca sencilla, las condiciones vulnerables como la pobreza o la irregularidad en cuanto al estatus migratorio no son un chip que se pueda extraer para transformarse, así como tampoco la memoria, el recuerdo y la identidad que te define como persona se puede dejar en el país de origen.
Cuando emigramos no solo nos llevamos cosas materiales con nosotros, sino que también nos llevamos nuestra identidad; una carga asociada a todo lo vivido y experimentado como persona a nivel individual y colectivo. Todo lo que consideremos que nos identifica está relacionado tanto con atributos personales, que podrían ser edad, profesión o género, como con el sentido de pertenecer a algún grupo social (Sobczyk, Soriano-Miras, Caballero-Calvo, 2020). Esto quiere decir que los grupos sociales pueden definirse no solo por su posición económica, nacionalidad o religión sino también por otras características individuales como rasgos de la personalidad y hasta tendencias emocionales. De esta forma, es la combinación de distintos factores lo que formará la carga identitaria de cada persona y hacia lo que nos sentimos identificados o no. De aquí parten muchos de los comentarios que se leen y escuchan, especialmente en redes sociales, acerca de no sentirse identificados con algún grupo de venezolanos particularmente, haciendo referencia a esos grupos que se han viralizado en las redes debido a su actuación en las calles de otros países como Estados Unidos.
...ante los ojos de los ciudadanos que nos reciben seguiremos siendo migrantes.
Sin embargo, aunque cada individuo tenga una especie de codificación que nos hace únicos, existen las categorías identitarias; un sistema que ayuda a clasificar la complejidad del tejido social mediante etiquetas generales como edad, género, profesión o nacionalidad. En ningún formulario oficial se encontrará una casilla que te pida describirte como persona en cuanto a valores, emociones, experiencias vividas, traumas, aciertos o desaciertos, solo encontraremos grandes categorías que nos generalizan. Por esto, aunque no nos sintamos cómodos con el actuar de otros connacionales, la casilla que todos llenaremos sin importar la procedencia, sistema de valores, religión, nivel educativo y más será la de “nacionalidad” y cuya respuesta es la misma para todos: venezolana, mexicana, colombiana, ecuatoriana, etc. Es por este motivo que, aunque nos esforcemos por resaltar ante los ojos de quienes nos generalizan acerca de que existen distintos grupos de migrantes, ante los ojos de los ciudadanos que nos reciben seguiremos siendo migrantes –y habrá quienes si comprendan que existen personas con valores o comportamientos más similares a los esperados que otros, pero no es el común denominador–.
...pareciera que sobreexponer a quienes hacen parte de nuestra gran categoría migrante intensifica los niveles de xenofobia.
Es cierto que los grupos sociales pueden llegar a ser tan amplios que se hace inevitable la dinámica de exclusión e inclusión debido a que naturalmente los seres humanos desarrollamos sentido de pertenencia hacia algunos grupos y situaciones particulares y, por el contrario, sentiremos rechazo hacia otras. También es normal sentir vergüenza y hasta la necesidad de buscar enmendar lo que consideramos inadecuado por parte de otras personas de nuestro mismo grupo. El problema con este actuar es que pareciera que sobreexponer a quienes hacen parte de nuestra gran categoría migrante intensifica los niveles de xenofobia que nos afectan a todos sin discriminar alguna otra categoría, por ejemplo; no importa las condiciones en las que hayas ingresado a un país o si lo hiciste en avión o caminando, a los ojos de un ciudadano eres solo migrante.
Es necesario que como connacionales y aún más como migrantes seamos capaces de identificar las acciones que nos pueden perjudicar y hacer más vulnerables, especialmente si se trata de acciones que están en nuestras manos. Se puede entender que sea preocupante el comportamiento de otros migrantes que comparten nuestra nacionalidad. Sin embargo, es importante considerar que sobreexponer y replicar algunas noticias, que en ocasiones también están cargadas de vacíos en la información o falsas generalizaciones, aumentan los porcentajes de xenofobia y comportamientos violentos hacia los migrantes. Mientras en países como Colombia entre 2018 y 2021 los venezolanos estuvieron involucrados en un 3,3% de los delitos reportados según la Policía Nacional, la organización Barómetro de Xenofobia registró un aumento del 731% en discursos de odio (La República, 2021), discursos que han dejado víctimas de amenazas y han sido bandera de crímenes de odio por nacionalidad.
¿Es posible cambiar la mentalidad al emigrar y sacarse el chip incorporado de la migración?
Las principales causas asociadas a los discursos de odio en contra de la población venezolana están relacionadas con la forma indiscriminada de asociar a migrantes venezolanos con actos delictivos o conductas reprochables tanto en medios de comunicación como en redes sociales y hasta por autoridades locales como parte de sus discursos políticos. Es por este motivo que como migrantes, también venezolanos, deberíamos hacer un esfuerzo por no sobreexponer y replicar esas noticias que más que lograr un cambio de opinión o apertura en la mente de los ciudadanos en los países que nos reciben y hacer que logren categorizar a “venezolanos buenos” de “venezolanos malos” lo que se logra es ayudar a la generalización, prejuicio y percepción negativa del migrante.
Por último, ¿es posible cambiar la mentalidad al emigrar y sacarse el chip incorporado de la migración? La respuesta es depende, pues, aunque todos tengamos derecho a migrar esto no quiere decir que todos los que migran logran adaptarse, sobrellevar los cambios culturales, entender los sistemas sociales y económicos o los diferentes sistemas de valores con los que se pueden encontrar. Así salgamos del país en el que nacimos llevaremos una carga identitaria que, aunque podamos adaptar, seguirá en nosotros además de otros factores emocionales y psicológicos que interfieren en los procesos migratorios, de ahí a que algunos puedan establecerse y otros regresen antes de lograr lo esperado. Por lo tanto, sacarse una especie de chip que permita de forma automática la adaptación a un nuevo país no es una posibilidad lógica o natural. Es posible lograr el anhelado arraigo en algún nuevo país, pero es un proceso que conlleva tiempo por la serie de acciones que se necesitan para que se logre tener confianza, seguridad y bienestar en ese nuevo territorio y para todo esto se deben generar las condiciones óptimas, como por ejemplo la de poder trabajar formal o legalmente en ese nuevo país.
El chip incorporado de la migración venezolana,
Yoerle Andrea Carrero-Saavedra
Referencias
Sobczyk, R., Soriano-Miras, R., y Caballero-Calvo, A. D. (2020). Procesos de construcción identitaria y desafíos del antiesencialismo analítico. Sociologías, 22(54), 202-229. https://doi.org/10.1590/15174522-94228
Solórzano, S. (2021, agosto 22). Barómetro de Xenofobia registró aumento de 731% en discursos de odio en Colombia, La República de https://www.larepublica.co/economia/barometro-de-xenofobia-registro-aumento-de-731-en-discursos-de-odio-en-colombia-3220818
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